Edificios que bailan, qué más decir.
Estos pragueños son unos fenómenos. Contra lo que pueda sugerir República Checa, con su idioma traqueteante y sus trabajadores pequeños de estatura rugosa y piel trabada por la manualidad, la música vive en Praga como en ningún otro lugar del mundo que haya visto. Hay jazz en los puentes. Hay cervezas gigantes. Hay música en vivo en las iglesias, y en cada bar.
Y hay dos edificios que, parece, uno diría, están bailando como dos estrellas del Hollywood de antaño. Parece porque quiere parecer.
En Europa no existen las casualidades.
La langosta.
Dijo Wilde: "Egoísta es esa persona que se interesapor ella misma más que por mí".
No tiene que ver con Praga, ni con Fred Astaire, pero... la puta.
4 comentarios:
¿vive alguien ahí o es sólo una atracción?
Vive.
¿baila?
Carezco de esa información.
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