viernes, abril 13, 2007

Hay Campaña (vieja, pero hermosa a pesar del nefasto candidato)

Lopez Murphy for president - Truth (Upside - Down)
Agencia: Savaglio/TBWA, 2001 (versión presentada en el Festival de Cannes 2006 y ganadora del León de Plata)

Voy a ser sincera me hincha las pelotas que el blog esté así. Me enoja (y mucho) entonces decidí no postear nada más, pero cada vez que lo declaro muerto, revive por algún comentario. Aunque esté enojada sé que no puedo guardarme esto que vi hace unas semanas y que me pareció increíble. Así que lo comparto con ustedes (quién sea que esté leyendo). Si no pasa nada es que definitivamente, el blog ha muerto.

flor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La propaganda es espectacular.

Pido disculpas por mi ausencia prolongada. Por mi silencio.

Para coronar un paro de 42 días en Perfil, vinieron maltratos. Después de 72 horas, un despido encubierto y la decisión de un nuevo paro.

No aguanto esta situación, pero la enfrento. Y entre sus consecuencias está la depresión, algo de insomnio y este vacío.

Flor, no te enojes. Disculpame.
Un beso.

Pablo

Anónimo dijo...

"L'Opinion publique n'existe pas" (PB).

Anónimo dijo...

Algunas veces es complicado manejar el tiempo. A la mañana la facultad, a la tarde el trabajo y a la noche encargarse de la casa hacen que no me quede mucho margen para escribir. Pido perdón por no ser más constante en mis apariciones aunque chequeo el blog casi todos los días.
Saludos.

flor dijo...

Me levanto. Escribo, escribo, escribo. Cocino el almuerzo. Lavo los platos. Escribo. Escribo. Escribo. Lavo los platos. Tomo el té. Escribo. Intento limpiar la casa y no puedo. Me duele el cuello. Empiezo a prepar la cena. Cenamos. Estoy tan cansada que no puedo ni leer. Y sin embargo, cuando puedo, busco cosas interesantes. Igual, no con el comentario acerca de mi frustración no pido que nadie pida perdón.

Anónimo dijo...

Una sola vez tuve un arma “de en serio” en mis manos. Fue hace ocho o nueve años. Fin de semana, campo en algún lugar de las pampas. Un reconocido hombre cuyo apellido remite a una marca de hamburguesas me dio algo que se parecía a una ametralladora.

No era una ametralladora. Era un rifle o fusil (disculpen mi ignorancia) con capacidad de disparar un chaparrón de balas con sólo tener apretado el gatillo durante un par de segundos. Se había usado en alguna guerra de los noventa entre los separatistas de la URSS. Era negro, increíblemente negro. Tenía un nombre que sonaba demoledor, pero lo he olvidado. Las balas eran largas, de cuerpo dorado y punta plateada. Enormes, delgadas y pesadas. Frías, con esa pasmosa capacidad de generar fruición táctil que tienen los objetos de metal fundido.

Disparé. Le disparé a un poste que estaba a 100 ó 500 metros. La cosa tenía una mira. Él me dijo que no le di al poste. Le pregunté cuántas balas disparé en esos dos segundos que duró el TRRRRRRR de mi gatillo apretado con carne trémula y ojos cerrados. “No le pegaste al poste, pero si hubieses tenido 30 ó 35 personas adelante, las bajabas a todas, incluso con los ojos cerrados”.

Le entregué la cosa. Le conté de un ex compañero de facultad, campeón de tiro, que me había dicho: “las armas están hechas para cazar personas, lo de caza de animales y tiro deportivo es una excusa cultural. Cuando se diseña un arma se piensa en matar personas".

“Mirá cómo mojaste todo con la transpiración”, me dijo. “La próxima vez no cierres los ojos”. Me dolió el hombro durante un rato y luego comimos lechón. Él le tiró a unas cotorras al vuelo y les atinó. Con semejante arma “de en serio” y tamañas balas (enormes, delgadas, pesadas y caras), no hubo mucho que recoger. Festín de hormigas.

“La próxima vez no cierres los ojos”.

No existió una próxima vez.

Ocho o nueve años después escuché nuevamente lo de “30 ó 35 personas” y me acordé de aquello que había creído -ahora sé que sin éxito- olvidar.

“Mirá cómo mojaste todo con la transpiración”.

Mi viejo hace lechones más ricos.