jueves, noviembre 24, 2005

El país de los boludos

Cuando estoy en la sala de ensayo, grabando alguna banda o monitoreando que no hagan bolsa los amplis, siempre escucho el mismo remate. Cuando escucho una conversación en mis viajes en tren o en bondi, siempre todas las frases terminan - mayoritariamente - con la misma palabra.
Encontré este texto y quería compartirlo con ustedes.

¿Es realmente así?
Elija y gane.

Por José Pablo Feinmann

Bastará con verificar que –en el lenguaje de los jóvenes, sobre todo– la palabra boludo ha reemplazado al modismo, típico de la argentinidad, che. Hoy, los jóvenes no dicen: “Cortala, che”. No dicen: “Ni ahí, che”. No dicen: “No me cabe, che”. Los jóvenes dicen: “Cortala, boludo”. Dicen: “Ni ahí, boludo”. Dicen: “No me cabe, boludo”. Pareciera, la palabra “boludo”, un reconocimiento (tal vez no consciente) del estado de las cosas, no un agravio. Pero no nos adelantemos. En principio bastará con verificar este decisivo desplazamiento lingüístico: del tradicional “che” se ha pasado al “boludo”, extrayéndole toda connotación agresiva para, limándolo, mantenerlo en el nivel referencial. Así, cálidamente, se dice: “Escucháme, boludo”. O “no vayás, boludo”. O “el bondi te deja mejor que el subte, boludo”.

Nadie ignora todo lo que un buen chiste expresa de una situación social o política. Los chistes que ha generado el menemismo son interminables y todos dicen algo de la situación básica que los ha producido: el menemismo, por supuesto. Pero yo elegiría uno entre los más destellantes y representativos. Uno en que la palabra “boludo” es decisiva y denota una situación histórica. Un tipo le dice a otro: “¿Sabés cómo le dicen a Menem?” El otro tipo dice: “No”. El primero dice: “El rey de los boludos”. El otro pregunta: “¿Por qué?”. El primero explica: “Porque él es el rey y nosotros los boludos”. La gracia del chiste (si me lo preguntan, creo que se trata de un chiste muy gracioso y bien armado) radica en atribuirle, primero, a Menem, una expresión tradicionalmente despectiva: sería, en efecto, “el rey de los boludos”, es decir, el más boludo de todos, el más tonto, el más idiota. Sin embargo, luego, sorpresivamente (un chiste siempre, o casi siempre, esconde un remate sorpresivo), la expresión “el rey de los boludos” deja de ser despectiva y es valorativa, porque “el rey de los boludos” es un rey, es un monarca, alguien que gobierna y, como todo monarca, tiene súbditos. Estos súbditos tienen un nombre, que primero creíamos se atribuía al rey, pero no, no se atribuye al rey sino a los súbditos: porque “los boludos” son los súbditos, los súbditos del rey. De este modo “el rey de los boludos” es el monarca que ejerce poder sobre una especial categoría de súbditos llamados “los boludos”. Que somos, más exactamente, nosotros. El chiste, que en el inicio parecía agredir o señalar peyorativamente a Menem, nos señala, en su remate, a nosotros: los boludos somos nosotros y él es el rey, el monarca, el que nos transforma en boludos gobernándonos. Porque si por algo somos boludos es porque Menem es nuestro rey. Y lo hemos elegido.

Cuando alguien escucha este chiste se ríe, jamás se indigna. Nadie dice: “Yo no soy un boludo ni Menem es mi rey”. No, los buenos y sufridos (y boludos) argentinos nos reímos y decimos “qué buen chiste, boludo”. Y nos asumimos como boludos y ya está claro por qué hemos dejado de decir “che” para señalarnos y ahora decimos “boludo”. Porque es así: antes nos señalábamos diciéndonos “che”. Por ejemplo: un amigo, luego de despedirse, se va del bar y de pronto descubrimos que hemos olvidado decirle algo. Lo llamamos. Le gritamos “¡Che!”. No más. Ahora le gritamos: “¡Boludo!”.

Todo esto no lo digo porque sí. Se me ocurrió, como muchas otras cosas, tomando un café en el bar de la esquina de mi casa. Estoy con un amigo y mi amigo lee el diario. Lee los sucesos de Ramallo. Que la bonaerense acribilló a los secuestradores y a los rehenes. Eso lee. De pronto, me dice que el comisario a cargo declaró que le habían tirado a las gomas. A las gomas del coche en que se escapaban los asaltantes con los rehenes. Tiraron, parece, entre ochenta y ciento setenta balas. Ni una le pegó alas gomas. Mi amigo me mira y pregunta: “¿Nos toman por boludos?”. Le digo que sí, que por supuesto, que nos toman por boludos. Que hace tiempo nos toman por boludos. Tanto, que los argentinos ya no somos los “che”, somos “los boludos”.

Cuando Alsogaray decía “hay que pasar el invierno”, nos tomaba por boludos. Y después Onganía, y Lanusse, y el viejo Perón muchas veces, nos tomaron por boludos. Y cuando Videla decía “los desaparecidos están en el exterior” nos tomaba por boludos. Y cuando hablaron de la “campaña antiargentina” nos tomaron por boludos. Y cuando hicieron el Mundial y cuando le ganamos a Perú seis a cero nos tomaron por boludos. Y Alfonsín nos tomó por boludos cuando les dijo “héroes de Malvinas” a los carapintadas, y nos tomó por boludos cuando dijo “la casa está en orden”. Y Menem se hartó de tomarnos por boludos. Nos tomó por boludos durante más de diez años. Menem y los Yoma y María Julia Alsogaray y los que mataron a Cabezas y los que suicidaron a Yabrán. Todos nos tomaron por boludos. Y ahora los de LAPA y los acribilladores de Ramallo y los que ultrajaron tumbas judías en La Tablada y, antes, los que volaron la Embajada de Israel, los que volaron la AMIA esos –muy especialmente esos– nos tomaron por boludos. Y quienes los cobijan, quienes deberían descubrirlos y encarcelarlos y no lo hacen, esos, día a día, cada día que pasa un poco más, nos toman por boludos. Porque eso es lo que somos, porque al fin sabemos lo que somos: somos el país de los boludos. Hoy, al comandante Guevara no le dirían Ernesto Che. Le dirían Ernesto Boludo. Y no por culpa de él, sino nuestra.

Mi amigo, ahí, en el bar de la esquina, tristemente dobla el diario y lo deja sobre la mesa. Llama al mozo. Pide un café. Veo en sus ojos el destello de la bronca. De la indignación. Tal vez de la rebeldía. Me mira. Y dice: “No se puede seguir así”. El mozo le trae el café. Bebe un lento sorbito, con cuidado, como para no quemarse. Me mira otra vez y dice: “Hay que hacer algo, boludo”.Es un comienzo.

Santiago

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente me gustó el texto.

Me dejo pensado.

Lo primero que se me vino a la cabeza fue unos de los ejemplos que aparecen:
Dijo el Presidente Militar Leopoldo Fortunato Galtieri (con algunas copitas de más):
“...Hemos recuperado salvaguardando el honor nacional, sin rencores, pero con la firmeza que las circunstancias exigen, las Islas Australes que integran por legítimo derecho el patrimonio nacional […] Acá están reunidos obreros, empresarios, intelectuales, todos los órdenes de la vida nacional, en unión nacional en procuración del bienestar del país y su dignidad. Que sepa el mundo, América, que hay un pueblo con voluntad decidida como el Pueblo Argentino: Si quieren venir que vengan les presentaremos batalla…” y el pueblo de boludos festejó en la Plaza de Mayo la recuperación de las Islas Malvinas, y así vinieron, y así murieron miles de pibes de nuestra edad. Ahora digo ¡Qué Boludos! (sí, con mayúscula)

Pero creo que el problema no es que todos los argentinos sean boludos, hay un poco de todo. Favaloro, Houssay, Borges, Saer, Sabato, Bioy Casares, Arlt, San Martín, Cortázar, el “che”, Walsh, Ocampo, Belgrano, Storni, Quiroga, Lynch, José Hernández (nombrando al azar a algunos de los miles que podría nombrar), nos gusten o no sus obras, no son unos boludos (entiéndase boludo como una persona que tiene pocas luces). Para mi el problema es otro, es más profundo...

- Sí, definitivamente hay que hacer algo... ¡cambiemos! mis hijos, los tuyos y los del otro se merecen un futuro mejor, sin corrupción. Así no se puede seguir en nuestra Gran Argentina...Parece el país de los boludos.
- Es cierto, tenés razón... Algo hay que hacer, esto ya no da para más.
- Si, ya sé .....¿Qué hora es?
- Las nueve y diez...uuy ya empezó
- Si si... eso te estaba por decir, ponelo...
- ¡¡Buenas nocheesss Américaaaa!!

Me indigno, me pongo molesta, me da rabia y sigo sentada acá. Me mata ver tanta hipocresía alrededor mío. La gente se queja, se indigna, critica, pero nadie hace nada. Yo tampoco. Tengo la teoría de que eso se debe a que estamos cómodos, todavía no cayo la gota que rebalse el vaso.
Siempre resulta mas fácil y cómodo conservar el lugar, no arriesgarse; entonces nos sentamos, tomamos un Prozac, y respiramos hondo en la mediocridad, ese aire que tanto nos gusta.... Pero, por supuesto que a la mediocridad y a la cobardía hay que justificarla y lo hacemos diciendo que los argentinos somos boludos. Así conformamos y tranquilizamos a la conciencia:
¿Cómo no nos dimos cuenta que el uno a uno de Menen era una falacia? Somos unos boludos.
¿Cómo no son dimos cuanta que era mentira que los 30.000 desaparecidos estaban de vacaciones en Londres o en Francia? Somos unos boludos.
¿Cómo perdí la oportunidad de decirle lo que sentía? Soy un boludo
¿Cómo puede ser que nos tragamos el cuento de que le habíamos ganados a Inglaterra (una potencia mundial) unas islitas con un par de combatientes soñadores, manipulados, con frío y con hambre? Somos unos boludos
¿Cómo pude recursar esa materia? Soy una boludo.
¿Cómo no nos dimos cuenta? Somos unos boludos.

Me duele que hay tanta gente boluda.

“La realidad es para el hombre de hoy un continente cada vez menos visitado y menos amado…” aunque Kundera estaba hablando de sondeos y de opinión, esta frase me sirve para explicar un poco más mi postura. Los argentinos preferimos auto-denominarnos boludos antes de hacernos cargo responsablemente de nuestros actos y de ver la realidad tal cual es.

¿Me está a punto de caer una gota más al vaso? No, ya me cayo hace dos años y medio.

Nacer, vivir, salir, reir, llorar, mirar, vibrar, luchar, tomar Prozac o Valium, morir, renacer y volver a empezar...Todo para sentir antes que pensar.

Saludos,

LuZ

Anónimo dijo...

Fe de erratas: me equivoque en algo. Quiroga no es argentino. Nació en Uruguay y murió en Argentina. De todas maneras, recibió mucha influencia de escritores argentinos (como Lugones) y tampoco era un boludo.
Disculpen.

LuZ

Anónimo dijo...

Tenés razón, puede ser que haya sido muy categórica. Es uno de mis peores defectos.
Pero no terminé de comprender hacia donde propones perfilar el tema.

Saludos,

LuZ

Anónimo dijo...

Nada de moderar. Estoy de acuerdo con un enfoque sanguíneo para un tema sanguíneo. Primero, mis felicitaciones a Feinman, un tipo que me fascina con su escritura (al leer "El Mandato" tuve momentos de taquicardia) y que me sorprende de a ratos con una simpática columna periodística.

Después, un análisis pequeño.

No creo que la boludez o su falta radiquen en la publicación de una obra maravillosa. O de un artículo en un diario. Quizá Borges era tan boludo como nosotros. Quizá a él también lo engañaron los militares como a un boludo.

Yo no creo que declararse boludo sea un escudo: es, apenas, un reconocimiento de la propia impotencia. Pero ese reconocimiento puede generar acción. Puede desencadenar el reconocimiento conjunto y desenmascarar prácticas habituales de los que buscan boludearnos.

Luz: todos los escritores y próceres que nombraste son de la era pre-boludo. Si Feinman enfoca desde el lenguaje el desplazamiento desde che hacia boludo y observa que al Che lo habrían apodado Boludo, es porque hace una distinción temporal. Antes era tiempo de héroes, de movimiento, de Che. Ahora es tiempo de boludos.

No creo que Argentina sea el país de los boludos. El mundo pasa por un momento similar. En todo caso será la era de los boludos (es lógico: también es la era de la televisión).

Lamento no haber podido hacer un aporte más profundo.
Abrazo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el comentario del amigo L>S>D>.En breve profundizo.

Anónimo dijo...

Es bueno el punto de l>s>d>a y coincido, excepto con lo de que antes fue la era de los pre-boludos (que finalizo con el che, según entendí) y hoy es la era de los boludos. Yo en mi texto decía casi lo contrario. Planteaba que denominarnos boludos era un medio para auto-conformarnos y justificar la mediocridad, indiferencia, hipocresía, comodidad, etc. etc.
No quiero pensar los argentinos son boludos. Eso seria dictaminar una cadena perpetua cuyo plan de escape es imposible.
Tampoco estoy de acuerdo con que la televisión sea la culpable de que estemos en la era de los boludos (si es que la hay). Es cierto que influye en el estado de las cosas, pero no es la única responsable. Al acusar a la Tv. estaría cayendo de vuelta en la justificación esa que tanto me molesta. Ella no hace la historia.
Con respecto a Feinman y el desplazamiento del lenguaje del che al boludo entendí que eso se debia a “… un reconocimiento (tal vez no consciente) del estado de las cosas, no un agravio…” y no como que antes era el tiempo de los grandes héroes y hoy en día no. Después del Che hubo grandes personajes, artistas, escritores, etc. y no creo que se hayan acabado. Pero son diferentes puntos de vista. Eso esta bueno.

Saludos!

LuZ

Anónimo dijo...

Luz,

insisto en que no por ser personaje, artista o escritor sos menos boludo.

Flor,

me gustó lo que escribiste. Tengo mucho que decir y empezaría por Ginóbili (porque tiene que ver con el deporte), pero en este momento me voy a ver a Pearl Jam y a saltar como un boludo.

Voy a hacer mi pequeño aporte tanguero. Los primeros tangos se escucharon en Buenos Aires en los burdeles y por eso las letras eran un festejo de la proeza sexual o una burla a las prostitutas.

Antes, cuando todas las chicas del prostíbulo eran extranjeras y no se les entendía lo que decían -porque hablaban, lógicamente, en otro idioma-, se las llamaba "Loras". Y allí se armó la frase "la concha de la lora", hoy tan popular. Esa misma frase era el título de un tango que hoy se llama (por pudor) "La cara de la luna". Y hay otro tango que reza "Cara sucia, te viniste con la cara sin lavar", que no vamos a desencriptar por respeto a los menores y a las señoritas de este blog.

Diría muchas cosas de la evolución del lenguaje, de las palabras, de los pequeños momentos en los que nos permitimos licencias idiomáticas por un código compartido (como gritar ¡POZO! en una redacción y que todo el mundo entienda que a uno le está saliendo todo mal). Pero eso quedará para debatir en el asado al que nos invitó alguna vez Julieta.

Los abrazo.
Salud.

Anónimo dijo...

Marcelo:

1)“…Me indigno, me pongo molesta, me da rabia y sigo sentada acá. Me mata ver tanta hipocresía alrededor mío. La gente se queja, se indigna, critica, pero nadie hace nada. Yo tampoco. Tengo la teoría de que eso se debe a que estamos cómodos…”
“…Siempre resulta mas fácil y cómodo conservar el lugar, no arriesgarse; entonces nos sentamos, tomamos un Prozac, y respiramos hondo en la mediocridad, ese aire que tanto nos gusta.... Pero, por supuesto que a la mediocridad y a la cobardía hay que justificarla y lo hacemos diciendo que los argentinos somos boludos. Así conformamos y tranquilizamos a la conciencia…”
“…Los argentinos preferimos auto-denominarnos boludos antes de hacernos cargo responsablemente de nuestros actos y de ver la realidad tal cual es...”
“…No quiero pensar los argentinos son boludos…”

2) ¿En qué momento no me incluí? ¿o me puse sobre los demás? Por favor decidme. No fue mi intención rebajar a nadie, no suelo hacer ese tipo de cosas. Quiero correguir mi error.

3) Justamente trate de decir, expresar, que para mi los argentinos (universalmente hablando, nunca me referí a particulares) no tienen ni un pelo de boludos, sino que mas bien se dicen a sí mismos boludos para justificar sus debilidades / errores / falencias.

4) Con respecto a Malvinas: el tema no lo saque yo. Ya había sido nombrado por Feinman en su texto.
Si no habéis reparado en aquel detalle, por favor leedlo de vuelta y después me contáis.
También si leéis los comments de otros post podréis ver que allí también se ha tocado el tema Malvinas.

5) Lo de falta de tacto/sensibilidad/humildad:

Tacto y Sensibilidad: por algo no estudio para maestra de jardincito. Malvinas fue, es y será parte de la realidad Argentina y no veo ningún problema de hablar de ello como tal. Yo tengo un pariente muerto y otro que sobrevivió al hundimiento del Belgrano.
A uno lo veo en ciertas ocasiones festivas; al otro solo lo leo en algún que otro monumento -de vez en cuando- en algunos de mis tan seguidos “city tours”.
Es así: frío, duro, doloroso y sin vuelta que darle. La cruel realidad, como se suele decir. Sin colores, ni matices. A mi particularmente no me cabe la historia del soldadito luchador y valiente que murió feliz por su patria. NO. Para historias de soldaditos perfectos y navideños tengo a “The Nutcracker” ( te recomiendo que la veas, es muy buena. A mi gusto la mejor versión es la que tiene la música original de Tchaikovsky con la coreografía de Lev Ivanov . Aaayyy estos once años de hacer ballet me siguen haciendo efecto, y eso que lo deje hace cinco años, más o menos)
Por supuesto todos murieron por su patria, pero junto con ellos murió una parte de la Argentina.
Talvez te vendría bien una charlita con mi tío. Te podría contar como se siente estar congelándose en el medio de la nada y usando de flotador el chaleco que le sacó al mejor amigo que se acaba de morir. O no, no no no... Esa es muy cruel!! ¡Pero que falta de sensibilidad Flor!... Puede afectar a alguien esas historias del pasado... Mejor otra!! Sí sí!! Otra.... ¿pero cual? Ahí podemos elegir entre dos: primero la de cómo sacarle las botas a los soldados heridos de muerte y mentirles que eso les mejora la circulación, cuando lo único que se quiere es que otro pibe pueda caminar mejor hacia su muerte... Pucha! Esta también es triste... que mal... Cambiemos al segundo tema, hablemos de la familia, los amigos, del colegio, la facultad, de la mejor época de la vida según se dice.... Claro la familia, si, esa familia que quedo loca de dolor cuando uno regreso y el otro no. Los amigos, ¿cuales? Los que sobrevivieron, los que quedan locos o los otros. El colegio a penas lo terminaba cuando el horror de la guerra ya lo convocaba. ¿Facultad? ¿qué facultad? Tenía nuestra edad, sí, nuestra edad.
Pero bueno te pido mil disculpas por esto, por aquello y por lo otro. Recién llego y debo estar dormidita. Perdón por ver las cosas, así, tan diferente a vos.

Humildad: con eso no entendí que me quisiste decir. Soy muy consciente de mis limitaciones y debilidades de conocimiento con respecto al tema Malvinas. Es solo Doxa. Cero Epísteme.

6) Si esto es ser la autentica boluda argentina. Debo admitirlo, sí tenés razón… SOY LA AUTENTICA BOLUDA ARGENTINA ( a mucha, pero a mucha, honra) y esta pobre boluda te asegura que no está sola, o tal vez sí. Quien sabe... Es “mas” de tu última oración me da una pequeña esperanza. Gracias por eso. Y perdón de vuelta.

Un abrazo

LuZ

Anónimo dijo...

D�jense de boludear, quieren?

Anónimo dijo...

Se aprende del ejemplo y tu comment "anónimo" no es un muy buen ejemplo del no-boludeo.

Luz

Anónimo dijo...

Son boludeces en serio, no me vengas a dar lecciones.
Y si queres te doy mi nombre, no sea de que me confundas con un anonimo..

Anónimo dijo...

No me confindí. El comment no está firmado y arriba se lee el usuario anonimo. ¿acaso se supone que tengo que dilucidar de quien es?
Qué bueno, sos la primera persona que conozco que se autodenomina juez de lo que son y no son boludeces. Ademas tu veredicto se basa en un
"asi porque sí". Interesante.
Qúe buenos son tus aportes al blog.
Sigamos construyendo a tu manera que así vamos bien (para abajo).

Anónimo dijo...

Diccionario del BOLUDO

Una cuestión de definición:

BOLUDO OPTIMISTA: Cree que no es boludo
BOLUDO ESFERICO: Por todos lados se nota que es boludo.
BOLUDO LABORIOSO: Todo el día hace boludeces.
BOLUDO PETULANTE: Se enorgullece de boludear.
BOLUDO ENCICLOPEDIA: Sabe un monton de boludeces.
BOLUDO CONSCIENTE: Sabe que es un boludo.
BOLUDO SANGRE AZUL: Es hijo y nietos de boludos.
BOLUDO LIDER: Lo siguen lo boludos.
BOLUDO PELADO: No tiene un pelo de boludo.
BOLUDO JARDIN: Es un flor de boludo.
BOLUDO REDUNDANTE: Es bloudo boludo.
BOLUDO INEDITO: Ni él sabe que es boludo.
BOLUDO CAMPANA: Es tan tan tan boludo.
BOLUDO TARTAMUDO: Es re re re boludo.
BOLUDO TEATRAL: Se hace el boludo.
BOLUDO COMPLETO: No tiene más capacidad para ser más boludo.
BOLUDO DISIMULADO: Es más boludo de lo que parece.
BOLUDO SUBCAMPEÓN: No es el campeón de los boludos por boludo.
BOLUDO DIABOLICO: Es un boludo infernal.
BOLUDO FRANKESTEIN: Es tan boludo que da miedo.
BOLUDO FULL TIME: No es más boludo porque no tiene tiempo.
BOLUDO JEROGLIFICO: Es un boludo incomprensible.
BOLUDO TRADICIONAL: Es el boludo por costumbre.
BOLUDO CONOCIDO: Es el mismo boludo de siempre.
BOLUDO AMNESIA: Es boludo pero no se da cuenta.
BOLUDO LIQUIDO: Lo toman por boludo.
BOLUDO COQUETO: Se arregla para ser boludo.
BOLUDO INASISTENTE: El boludo que faltaba.
BOLUDO ASISTENTE: El boludo que nunca falta.
BOLUDO DULCE DE LECHE: Además de boludo es pegajoso.
BOLUDO OBELISCO: Es un monumento al boludo.
BOLUDO ARISTOCRATICO: Es un boludo con clase.
BOLUDO ENANO: Es medio boludo.
BOLUDO INTERNACIONAL: Es un boludo sin fronteras.
BOLUDO LATEX: Ademas de boludo es un forro.
BOLUDO MATEMÁTICO: Es un boludo al cuadrado.
BOLUDO DETALLISTA: Es un perfecto boludo.

Y vos, que clase de boludo/a sos?