domingo, noviembre 19, 2006

Polisemia

A media cuadra hay un restaurante de bonita fachada. Paredes altas pintadas de ocre y gris cremoso, molduras y volutas, un pórtico de hierro y dos ventanales con cortinas blancas corridas al margen. La vereda siempre limpia y los vidrios impecables. El acceso está precedido por un escalón de mármol. Hacia adentro, y tras metro de horizontalidad adecuado a la apertura de la puerta, el mármol continúa en unos cuantos escalones hasta convertirse en zaguán de baldosas con motivos heráldicos. A través de las ventanas se augura un ambiente amplio y cálido, acorde con el exordio de la fachada. Pueden verse las primeras mesas de madera con manteles de tela blancos, unas artesanías minimalistas en el centro de cada mantel, velas y cuatro sillas alrededor. Las paredes internas tienen los ladrillos a la vista, y del techo cuelgan lámparas rústicas con luces amarillentas. El piso puede ser de madera o de baldosas. Al fondo, una barra o mesada. Es muy probable (aunque quizá sólo sea mi deseo) que en algún rincón haya una estufa a leña. En las ventanas del restaurante hay carteles impresos en hojas A4 blancas, tipografía romana negra cuerpo 72. En los carteles se lee “Todos los miércoles, noche de Damas”.
NS

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Damas como juego de mesa o como juego de cama?