Después de todo somos periodistas, o buscamos serlo. Yo quiero compartir esto con ustedes. Es una carta que se refiere al Diario Perfil y su política laboral. La escribió Jorge Lanata.
Background:
-La empresa Editorial Perfil abrió un Diario en 1998. Cerró con escándalo. Echó a todo su personal. Lanata medió a favor de los empleados.
-La empresa refundó el diario en 2005, como una Sociedad Anónima aparte.
-Los empleados (redactores) con sueldo más bajo cobran 800 pesos y 220 pesos en ticket Restaurant (no canasta), unos vales que no pueden ser utilizados en el supermercado.
-La masa laboral pidió un aumento. La empresa se negó. Los periodistas decidieron sacar sus firmas como protesta.
-El director del diario avisó que, sin esas firmas, el diario no salía. Aseguró que era falto de ética. En cambio les pidió a los editores que firmaran las notas de los redactores.
Lanata escribió esto:
Querido Nelson:Tengo un problema. Soy, en esta redacción, el único que vio este asunto del lado de Fontevecchia. Quiero decir: sé qué significa sacar un diario contra viento y marea, con casi todo en contra y sólo con los lectores a favor. (Y si quisiera tenerme aún más lástima podría agregar que yo tenía 26 años, y ni un centavo, y ninguna editorial de revistas para apoyarme). Para colmo, durante toda la semana el Presidente y la señora CK se empeñaron en darnos clases de periodismo, de modo que no estamos en un gran día.Cuando Oscar Wilde decía que el hombre destruye lo que ama, creo que se refería a los periodistas. Formo parte de un gremio donde el puterío por metro cuadrado es altísimo, somos vedettes culposas de las plumas y pensamos que el Universo entero está ahí detenido, esperando nuestra palabra. Somos (y sólo en eso K y CK tienen razón) corporativos y tan corruptos como los políticos, y nos encanta protegernos en lo políticamente correcto sin arriesgar nunca nada. También es cierto que las empresas que tratan de conquistar la selva del periodismo son muchas veces impresentables: lobbys con plata negra de la política, o aventureros que utilizan los medios para presionar al poder y conseguir negocios. No cuento ninguna novedad si digo que existen las notas vendidas, los reportajes arreglados, los suplementos especiales con sobre incorporado, y, desde las empresas, la explotación de los estudiantes como mano de obra casi esclava, la violación de los derechos de autor, etcétera, etcétera. Se le agrega al periodismo una frutilla sobre el helado: un convenio increíble, lúcido y maravilloso cuando sos periodista. Pero muy difícil de cumplir cuando intentás llevar adelante una empresa en la vida real. Calma, calma: no estoy proponiendo incumplir el convenio. Pero creo que sería útil que el público conociera algunos de nuestros privilegios (o nuestros derechos adquiridos, si se quiere).Un periodista se convierte en trabajador efectivo al día 28 de su labor. Si al día 29 nuestro colega llega de mal humor y mea el escritorio de su jefe debe cobrar, por ser despedido, el equivalente a 13 salarios más el proporcional de vacaciones y aguinaldo, claro. Más claro: si gana mil pesos y es echado al mes, cobrará unos 14.000. Esta previsión indemnizatoria tiene una lejana razón de ser, en la época en la que se abrían diarios con fines electorales y se cerraban a poco de perderse tal o cual elección. Esta era una manera de proteger la fuente de trabajo. Hoy, este régimen provoca lo siguiente: si alguien quiere sacar un medio debe tener, en previsión de sus eventuales pasivos contingentes, uno o dos millones de dólares para pagar indemnizaciones en el caso de que todo vaya mal, y tenerlos antes de empezar. Preguntarnos por qué, en este país devastado y flexibilizado, se mantuvo el Estatuto del Periodista es obvio: el poder de turno nos tiene miedo, prefiere no pelearse con el gremio. ¿Quiero que lo saquen? De ningún modo, soy periodista, me encanta. Me pregunto sobre su incidencia en la aparición de proyectos nuevos.De todos modos, ningún empresario trucho se amilanó con la ley para despedir a cientos de trabajadores: lo hicieron igual, y estamos llenos de diarios y revistas cerrados que dejaron a mucha gente colgando del pincel. Debo agregar algo en descargo de PERFIL: cuando el primer diario cerró, negoció y pagó millones de dólares en indemnizaciones. Asistí, en estos treinta y dos años de trabajo, al cierre de varios diarios: siempre ganaron los empresarios y muchas veces las mismas comisiones internas se encargaron de darles una mano al extremar más y más sus posiciones. Si empezás un conflicto tomando rehenes, ¿qué te queda para negociar después? La mecánica de convocar asambleas en horarios de trabajo, por ejemplo, sigue siendo una manera de realizar paros virtuales. Eso sin hablar de la hipocresía de quienes lo llevan a cabo: me pasé la vida viendo a tipos que no son capaces de hablar en voz alta en Clarín, pero que en PERFIL o en Página arengaban a los gritos desde arriba de un escritorio emulando a Lenin en la famosa locomotora. En general, he advertido que somos más revolucionarios donde podemos revolucionar, que donde no podemos, y no me gustan los que les ponen el pecho a las balas cuando están seguros de que son de salva.Y ahí estábamos, en los primeros años de Página, tratando de sacar plata de abajo de las baldosas para pagar los sueldos, y con una pérdida mensual de unos ochenta mil dólares de entonces. Con casi nada de publicidad y peleando para sobrevivir. Nunca tuvimos tantas medidas de fuerza como entonces: el Partido Comunista, consciente de nuestras dificultades, decidió que era mucho mejor sacar otro diario para competir en lugar de ayudarnos, y sacó Sur, que duró un año y luego cerró. Papel Prensa negándose a vendernos papel más barato, cuando Clarín y La Nación lo compraban a la mitad del precio de mercado, subsidiados por el Gobierno. Nosotros, a la vez, discutiendo con la interna una cláusula automática de ajuste inflacionario, que finalmente aceptábamos, a costa de nuevas pérdidas. A pesar de eso, salía un diario. Creo que me hice católico en esos tiempos, frente a aquel milagro:---Ah, traje nuevo –me dijo un día un delegado– y después nos dicen que no pueden aumentar los sueldos...A ese grado podía llegar la estupidez en una discusión. Cosas tan distintas discutíamos. Y me olvidaba: agreguemos a Ambito Financiero, Menem, la SIDE, los distintos servicios, las revistas truchas, todos siempre bien dispuestos a informar sobre los conflictos de los “progres” que pagaban malos sueldos. Una vez, en medio de una maniobra extorsiva para “exteriorizar el conflicto”, me harté. ¿Por qué tenía que tener miedo de que la gente se enterara del problema? Contemos todo –dije– y es más: voy a publicar, uno por uno, la lista de salarios de todos. El conflicto se levantó. Los periodistas ganaban bastante más que los lectores, y pensaron que no lograrían su adhesión.---Vamos a terminar hablando de Página/12 en los bares. Diciendo: “Te acordás...”.Fue lo que sucedió. Al octavo año el diario cambió de dueños y yo di vuelta una página en mi carrera.No volví a trabajar en un diario sino hasta ahora. No recuerdo si en el primer o segundo año de Página (87 u 88) publicamos, por primera vez en la historia, una columna de la Comisión Interna explicando los motivos de un paro y convocando a él, y una mía, como director, donde decía que nuestra manera de protestar es informar, instándolos al trabajo. Pasó desde entonces mucha agua bajo el puente pero nunca mas vi, ni aquí ni en el exterior, un debate de este tenor abierto al público. Es saludable que todo esto suceda.La aparición de este conflicto motivó la decisión empresarial de postergar la salida cotidiana de los sábados, como paso obligado hacia el proyecto de salida diaria. Espero que esa suspensión no sea permanente, y el proyecto reencuentre su cauce fuera de la puja sindical. Los trabajadores y la empresa tienen que encontrar la manera de volver a caminar juntos un camino de dos o tres años de crecimiento y billeteras ajustadas. ¿Cuánto va a perder Fontevecchia con esto? ¿Siete millones? Bueno, que pierda ocho... Esa respuesta es la más fácil, la mas cómoda, pero también la más idiota. Dejemos de tropezar, siempre, con la misma piedra.
Jorge Lanata
Capital Federal
Disculpen la extensión. Pero así están mis días. Creo que el conflicto es valioso para el análisis. Hay falsedades en este texto, tendenciosamente indignante. Las enumeraré más tarde. Los abrazo.
L>S>D>A
miércoles, julio 12, 2006
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16 comentarios:
Mientras aguardo la versión de Pablo de un problema que sólo escuché de oídas al pasar (y del que carezco, por tanto, de sustentable opinión), me atrevo a extirpar una línea del texto de Lanata que me gustó mucho. Es esa que dice "En general, he advertido que somos más revolucionarios donde podemos revolucionar, que donde no podemos, y no me gustan los que les ponen el pecho a las balas cuando están seguros de que son de salva".
Habrán notado que hace meses que no cargo aquí ningún texto propio (sin pensarlo sudorosamente, quizá el último haya sido "Bendecida", o tal vez el que disparó el debate con Florencia a partir de aquello de la muerte del pibe de Recoleta). Epa, cuánto tiempo. Qué bien.
Hasta tanto no se me ocurra un pensamiento mínimamente publicable, me entretengo extirpando líneas de textos ajenos. Criticables hasta el hartazgo, concedo, pero también disfrutables hasta el hartazgo.
Concedo, ahijuna.
NS
y la bruma rebota siempre hacia aquí...
No entiendo bien el conflicto, no.
Comparto muchas de las cosas que dice Flor y muchas de las que dice Natalio.
Creo que Lanata supo, en su momento, juntar a gente muy piola (El Porteño, Página/12, Revista 21, Día D, etcétera), pero jamás leí un texto de Lanata bueno. Creo que es un gran juntador de talentos; de hecho, me parece que él molestaba muchas veces en Día D, entre gente como Tenembaum o Paenza, que saben muchísimo.
Creo que Perfil, teniendo el background que tiene (la experiencia de los '90), con la figura de Fontevecchia omnipresente y mencionando como 5 veces en un mismo artículo que Bonasso es "ex montonero"... Bueno.
Me jode que Lanata y tantos otros hablen de "censura". Me parece que la censura es algo mucho más heavy que lo que está haciendo este gobierno. En una Veintitrés de hace un par de semanas, Tenembaum habló de eso de una manera muy piola. Salió el respetabilísimo señor Eliaschev, extrañamente, a patotearlo sin mayores fundamentos, a lo que Tenembuam respondió.
Es cierto lo del gremialismo de los periodistas, que, en general, se preocupan más si unos canas le dan a un periodista que si le dan a un pibe o a cualquier persona, que gritan "¡Estamos trabajando!" si alguien hace algo mientras ellos intentan hacer una nota, como si fueran los únicos que trabajaran o los únicos que estuvieran trabajando, como si el trabajo de periodista no fuera sumamente placentero y relajado incluso en los peores momentos.
No sé si está bueno pedir un aumento cuando los sueldos que cobran, creo, no son bajos y negarse a hacer cosas cuando las condiciones no son como ellos quieren. Yo corrijo una revista y no voy a dejar pasar errores porque no me den un aumento de sueldo (y gano mucho menos que $ 800 y no me dan tickets). Sé que muchos hacen cosas así, por ejemplo, en Clarín. No comparto ese modo de protesta y, a la vez, sé que las empresas que se dedican a editar revistas o diarios son, en general, una mierda.
En fin... qué sé yo.
Solo verás en mí, / siempre a través de mí, / un paisaje de espanto así.
No tengo nada para decir.
Me parece que 800 pesos sí es poco para el trabajo intelectual de un periodista, pese a lo que marque el mercado.
No voy a hablar del conflicto.
Lanata no lo nombra, y por eso no se puede entender a su través. Rescato, igualmente, lo que dice del estatuto del periodista. Si lo leen como yo, se indignarán. Lo tilda de privilegio.
Sin ganas.
P.
Las amenazas de Perfil fueron reales, no de salva.
Cuando se decidió quitar la firma (la medida más leve que se nos ocurrió), nos dijeron que el diario cerraba. También aseguraron que era nuestra culpa. Nos juntaron para apretarnos y después nos apretaron por separado.
Editor: Si este diario cierra te vas a acordar de mí por los próximo 10 o 12 años, ni un laburo vas a conseguir.
Después vino un texto: "Estamos transitando un largo desierto en un camino común. No va a haber aumentos. El que se quiere quedar, que acepte las condiciones. Al que no le guste, que se vaya. Nosotros le pagamos un retiro voluntario igual a una indemnización (10 sueldos, y no 14 como desliza Lanata). Eso sí, después no tomamos a nadie, porque es caro despedir gente. Los que se quedan trabajan más, y por lo mismo".
Sin ganas.
P.
Digo:
YO me quiero quedar. Pero cobrar un poco más.
Sin ganas.
P.
Trabajo 9 horas por día y tengo convenio de exclusividad (que no respeto). ¿La exclusividad no se paga? ¿Cómo se vive con 800 pesos? Y ahora: si tengo un hijo, ¿Cómo se vive con 800 pesos?. ¿Y si tengo dos?
De lo que yo hablo cuando digo "el gramialismo de los periodistas" no es de defender los derechos de los trabajadores sino de esa especie de hermandad, esa cuestión de protegerse unos a otros como si se tratase de una mafia y de que todo lo muestren como si fuera 100 veces peor si es que le pasó a un periodista (lo mismo que un terremoto donde mueren 3.000 personas lo muestran como si fuera peor si uno de esos 3.000 es argentino).
No pasa por correrme o no correrme, pasa porque esas actitudes me hinchan las pelotas. Es lo mismo que decir que un tipo que no te da una nota es un forro (cosa que se escucha mucho), cuando no sabés por qué no te da una nota y está en todo su derecho de no dártela o cosas por el estilo (por ejemplo, putear a un tipo porque la prensa le armó una licuadora de entrevistas de 20 minutos que él no quiere que sea así). Los periodistas que se ponen en gremialistas todo el tiempo dirán: "Loco, no te puede hacer eso, es tu trabajo". Para un músico, un político, un escritor, un deportista o lo que sea ni siquiera es su trabajo (su trabajo es la música o la política o la escritura o el deporte) y no tiene por qué siempre bancarse que le haga una entrevista cualquier gil.
La frase de "Roma" es: "Cuando muere un corrector, nace un periodista". Es de una profundidad...
A ver si nos entendemos con respecto a la "censura". En este país nunca hubo ni habrá "libertad de prensa" (cosa imposible). Me acuerdo de cuando balearon a Pino Solanas, por ejemplo (gobierno del Turco), pero después de algo tan heavy como la dictadura, cuando realmente no se podían decir cosas, y hubo mucha gente que murió por decirlas. Entonces, Fontevecchia o Lanata quejándose, hablando de "censura" cuando a uno le quitaron una publicidad oficial que no necesita (antes que esto, habría que discutir si la guita de la publicidad oficial tiene que ir a revistas como "Noticias" o a revistas que realmente necesitan una inyección de guita para mantenerse) y al otro lo echó una empresa cuando estaba haciendo un programa que ya tenía muy poco de interesante. Cuando pueden hacer diario Perfil y desde ahí hablar de la supuesta "censura" todas las semanas, no hay "censura" (si no, no podrían hablar de eso).
Lo de Canal 7 es increíble. Siempre va a haber problemas. El programa de Víctor Hugo jamás lo entendí y me parece que está bien que lo hayan sacado. El caso de Pacheco no lo conozco, pero hacía un noticiero chapa a las 12 de la noite y ella misma siempre dijo que tenía libertad para decir lo que quisiera. Obviamente, ahora lloran muchos que nunca lo veían (como pasó cuando estuvieron por levantar los inaguantables programas de Mucci y Quiroga).
Que Pablo cuente lo de Perfil porque, si no, seguimos mandando estos comentarios larguísimos.
P:
Escribí y mandé mi comentario mientras, por lo visto, vos escribías y mandabas los tuyos, con lo cual no los vi.
En un diario que tiene el historial de Perfil y bajo el ala de Fontevecchia era esperable que algo así sucediera.
Hay muchas cosas aquí.
Dejo lo del "gremialismo" y lo de la "censura" de lado.
Según creo, si un tipo le mea el escritorio a su jefe, se da un "despido justificado", sin indemnización, con lo cual lo que plantea Lanata en ese sentido es falso.
En periodismo gráfico se gana poca plata, muy poca.
Soy corrector, con lo cual, supuestamente, tendría que conocer muchas más cosas que los periodistas y los editores en lo relativo a la lengua y a la llamada "cultura general" (he tenido que corregir, por ejemplo, una nota en la que se hablaba, al pasar, de las 6 BILLONES de personas que viven hoy). Necesito un nivel de concentación extremo para corregir, con lo cual no puedo tomar demasiados trabajos a la vez porque pierdo ese nivel. Soy el último que ve las cosas antes de que salgan, con lo cual tengo una responsabilidad bastante pesadita. Cobro, por corregir una revista mensual de 130 páginas, $ 400 (y debo facturar). No me quejo. Me dijeron que me iban a pagar eso y acepté el trabajo.
Flor, yo y un montón de gente estaría dentro de las redacciones, laburando fijo, sin tener que facturar, si no existiera una serie de normas como la de los 10 (o los que sean) sueldos de indemnización. Me parece que, si toda la gente a la que no se contrata –por los problemas que le implica a la patronal tener empleados fijos– laburara en las redacciones de las revistas, la mayoría de las revistas serían mucho mejores. Esas normas, que favorecen a otros, a mí y a un montón de gente (entre los que cabe sumar a los lectores porque un periodista que está en una redacción –y, por ejemplo, conoce el sumario– trabaja mejor) nos caga la vida.
Alguien que, para protestar, decide quitar su firma o laburar menos o lo que sea... ¿qué diría, por ejemplo, si un pizzero le pusiera menos queso a una pizza o un obrero de la construcción no pusiera una viga para protestar porque ganan poco?
Un sueldo de $ 800 más $ 200 en tickets es un buen sueldo. Habría que preguntarle, si no, a gente con oficios realmente sacrificados cuánto ganan.
Un amigo periodista dice que mil pesos es poco, pero él nunca dijo, en ningún trabajo, que ganara bien y no estuvo en ningún trabajo en el que realmente ganara poco.
No sé si es mucho o poco "el trabajo intelectual de un periodista". Por lo que veo en las revistas y en los diarios, creo que es bastante poco. ¿Cuánto es el trabajo físico de un estibador o de un chofer de ómnibus?
Lo que dicta el mercado, lamentablemente, impera. Y, si yo pudiera elegir, subiría otros sueldos (bastante más magros) antes que los de la mayoría de los periodistas.
¿Se acuerdan del pibe de Cicatrices que tenía a su cargo el parte climático?
Creo que mezclás, Tito.
Es cierto lo que decís del estatuto: en muchas formas termina perjudicando a los periodistas. También es cierto que aquello que cita Lanata es falso y que hay quienes cobran menos que los periodistas.
Pero elegir entre subir sueldos magros u otros más magros es la representación de una opción equivocada.
Y yo respeto a colectiveros, taxistas, pancheros, heladeros y vendedores de teléfonos celulares: sé que sufren porque cobran menos de lo que deberían. Pero no necesito de preparación ni de estudios terciarios y universitarios para ser colectivero. Sí para ser periodista. O, al menos, un buen periodista.
Yo soy conciente de mi laburo y de mi desgaste. No creo que tenga que justificar que lo que hago es realmente trabajo intelectual. Si mis jefes no lo creen así, pueden despedirme (eso marca el mercado). Pero mientras estoy, se supone que están conformes con lo que hago. Y lo que hago es periodismo.
Abrazo.
P.
Es cierto. Resulta falso encararlo por el lado del título. Pero no de la preparación, de los estudios, de la lectura, de la escritura.
Manejar no es un esfuerzo intelectual. A eso quise referirme.
A eso iba yo. Digo: ¿desde cuándo y por qué vale más un trabajo intelectual que un trabajo físico?
¿Un carnicero no tiene que estar preparado? ¿Un estibador no tiene que estar preparado? ¿Un camionero no tiene que estar preparado?
¿El periodismo es un trabajo más importante que cualquiera de ésos? ¿Exige más preparación?
No sé cuánto debería cobrar un periodista, pero me preocupa más otra gente que cobra menos. No creo que alguien pueda quejarse por cobrar mil pesos en un país como éste, en este momento. Yo ya expuse mi situación y dije y digo: "No me quejo". Me preocupa más la situación de los docentes, de los carniceros, de los obreros de la construcción o de los estibadores que la mía.
Me parece que en esta situación no da para quejarse si uno tiene un sueldo que excede la canasta básica. Y estamos hablando de los que menos cobran en una publicación semanal.
No es de mala onda que lo digo, Pablo, sólo que, desde mi situación, que es peor (podría tener 15 hijos, 2 perros, un chancho y una familia de puercoespines que alimentar; no los tengo), creo que no da para quejarse. Y creo que no hay razones para dividir entre trabajo intelectual y trabajo físico... ¿vamos a comparar si es más arduo "conseguir" un título terciario o universitario, o leer algunos libros, que viajar durante días durmiendo tres o cuatro horas? No sé.
Me parece que a veces los periodistas y más comúnmente los licenciados en Letras creen que su labor es central para salvar al mundo. Quizá sea una forma de defensa al ver que, justamente, no es tan claramente importante como la del carnicero o la del repositor de supermercados.
La canasta básica es de 2200 pesos, según el INDEC.
No estoy de acuerdo con las razones de T., ni con las de Ulrikke.
El trabajo intelectual siempre está mejor remunerado que el físico (excepto por los deportistas que generan un movimiento de dinero que los excede).
Está claro que los periodistas no salvamos el mundo, ni muchísimo menos.
Abrazo.
La diferencia entre el trabajo intelectual y el físico tiene sus abriles. Lo trató Marx (intentando erradicar la distinción hace más de 150 años), lo trató Durkheim en su afamada división social del trabajo, lo trataron los utilitaristas ingleses y los norteamericanos, lo trató Guitton en un librillo hermoso llamado, precisamente para esta ocasión, El trabajo intelectual. Aquí manda al cuerno más de un prejuicio y lugar común del estilo "trabajo, lo que se dice trabajo, es el de los estibadores del puerto".
¿Qué es "trabajo"? Definan esto y caerán, indefectiblemente, en algún paradigma o cosmovisión actual o perimida, una postura ideológica y hasta religiosa. Ustedes mismos utilizaron la palabra "mercado" en sus textos. Esta palabra no es inocente.
Es un problema grueso e intenso, porque trasciende al periodismo y al gremio de los matarifes cárnicos. Es medular, casi propio de la cultura occidental (recuerden que Platón despotricaba contra los que tenían por oficio su fuerza bruta).
Sobre el periodismo: debates de actualidad al respecto se dan, esencialmente, en el terreno deontológico de la profesión y su probado impacto en la construcción social de la realidad. Alguna vez le tocó a la medicina el debate de la colegiatura, a las profesiones derivadas de las ciencias duras, a las ciencias del derecho y otras tantas. Hoy es el turno del periodismo y, claramente, esto va más allá de un título y de un par de libros leídos, de cuatro trabajos prácticos entregados como el Barba manda y de un 9,00 de promedio general en la libreta. Esto es orgásmico, un premio al esfuerzo para los que saben cómo lo consiguieron mientras intentaban que las pelotitas no se les cayeran en medio del malabarismo de sus vidas cotidianas.
Véanse a ustedes mismos: realmente, pasa por una postura, un frenesí, una pasión bajoventral, un hálito, una pulsión, un sacrificio, una conciencia humilde de que el aprendizaje nunca fenece, una batalla contra los molinos de viento que, aún hoy, siguen soplando en contra. La Comunicación Social (con mayúsculas) y sus profesiones derivadas, todavía suelen provocar mueca en el campo científico. Quizá porque muchos de los que hoy desempeñan esas profesiones sin haberlas estudiado deben defender su kiosco ante la posible y futura colegiatura. Falta mucho para esto (Pablo, es probable que no vivas para verla), pero por algo se empieza. A Galeno se le rieron en la cara cuando intentó dar algunos parámetros duros sobre la formación en medicina.
Cada profesión tiene sus alcances y limitaciones (sobre todo, estas últimas). Una señorita muy bella y cercana a mí, casi gemela por lo que han dicho varios (a pesar de que le llevo dos años), es pintora, escultora, escenógrafa y tiene varios títulos de especialización en arte. No vive en la Argentina desde hace unos años. Hace tiempo cometí el error de defenestrar su oficio (carrera/profesión/esfuerzo/sacrificio/talento/vida). Me dio un crayón y me dijo "Me encanta Unamuno, pero ahora dibujá un castrato italiano según las estética modernista... y no olvides añadirle un toque de barroco decimonónico".
Aquí tengo el crayón y todavía la hoja Canson está en blanco. Mi hermana -lo sé- aún se rie. Al día de hoy todavía me manda sus dibujitos por mail, cosa de recordarme mi estupidez mientras me procura su "te extraño tanto que duele".
Pablo: la misión del periodista no es salvar al mundo, sino difundir a conciencia lo que sucede en él. Y estoy convencido (crayón en mano), de que usted está desempeñando un papel protagónico en esa película tan (tan) contemporánea.
Saludos,
NS
Dos aclaraciones importantísimas:
-Con respecto al párrafo que dice "La Comunicación Social (con mayúsculas) y sus profesiones derivadas, todavía suelen provocar mueca en el campo científico...", me faltó agregar que también se trata de una cuestión epistemológica, por supuesto, inherente a la distinción entre ciencias y/o profesiones de naturaleza exacta, social o humanística.
-Con respecto a "Falta mucho para esto (Pablo, es probable que no vivas para verla), pero por algo se empieza. A Galeno se le rieron en la cara cuando intentó dar algunos parámetros duros sobre la formación en medicina", ahora reparo en que puede prestarse a engorrosa confusión. Deseo aclarar que no me refiero a la postura crítica de Tito.
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